Esta noche, permítanme empezar con un prefacio a
una carta que escribí hace unas semanas desde mi cuarto de hotel en Berlín
durante nuestra gira final para este álbum. Sentí la necesidad de escribir este
prólogo a la luz de las desgarradoras tragedias del 13 de noviembre, ya que
este proyecto ha tomado un tono completamente diferente. Como todo, al
parecer...
El EP Saint Cecilia fue puesto en movimiento en octubre
pasado de este año como una celebración de la vida y la música. Siendo así el
concepto, como nuestro tour se volvió muy íntimo esta semana, quisimos
compartir nuestro amor a ambos con ustedes en agradecimiento por todo lo que
ustedes nos han dado.
Ahora, hay una nueva, esperanzada intención de que,
incluso en la más pequeña manera, quizá estas canciones puedan traer un poco de
luz a este mundo en ocasiones oscuro. Para recordarnos que la música es vida, y
que esperanza y sanación van de la mano con la canción. Eso nunca podrá sernos
quitado.
A todos quienes fueron afectados por las
atrocidades de París, seres queridos y amigos, nuestro corazón está con ustedes
y sus familias. Algún día regresaremos y celebraremos con ustedes vida y amor
una vez más. Como debe ser.
Dave Grohl.
******
8 de noviembre de 2015
Hey.
Gracias.
De verdad.
Fue en Austin, Texas, el 14 de marzo de 2013, en el
último show de la "Sound City Players", cuando me fue dado un
pequeño, pero muy relevante y quizá profético regalo de parte de mis
productores fílmicos de Sound City, Jim Rota y John Ramsay. Un diario en
blanco, con una nota en las líneas que decía algo como "Felicidades por
todo Sound City... ¡ahora a trabajar en el siguiente proyecto!" Fue la más
bella forma de terminar algo que verdaderamente quise que durara por siempre:
con un nuevo inicio.
El concepto básico del álbum y la serie "Sonic
Highways" nació entonces y ahí, en un pequeño cuarto del backstage rodeado
por montañas de cerveza Lone Star y barbacoa Stubbs. 8 canciones, 8 ciudades, 8
estudios, y un viaje musical de una vida.
Quitando a los Foo Fighters de nuestra zona de
confort y retando el proceso de arriba a abajo, le dio un nuevo respiro de vida
a la banda, y nos puso en un viaje que incuestionablemente excedió a cualquiera
de nuestras simples expectativas. Y ahora nos ha traído aquí. A otro final hermoso.
Así que, ¿por dónde empiezo?
Se lo debemos todo a la ciudad de México.
Sin que ellos lo supieran, la gente que acudió a
esos dos conciertos el pasado diciembre de 2013 en el Foro Sol, ayudaron
financiando la grabación y filmación de la mayor parte del proyecto Sonic
Highways. Ellos fueron el fusible que encendió este pequeño petardo,
"baby". Sin esas actuaciones, muchos podrían nunca haber escuchado
las increíbles y verdaderamente inspiradoras historias de vida de Buddy Guy,
Steve Albini, Ian Mackaye, Tony Joe White, Zac Brown, Dolly Parton, Roky
Erickson, Gary Clark Jr., Bruce Pavitt, Fred Drake, Terry Lickona, Joan Jett,
Steve Rosenthal, Nora Guthrie... una lista demasiado larga para compartir aquí.
Pero, más allá de dar a nuestra banda el equivalente a un año en el extranjero
en la universidad del rock and roll, ellos le dieron al mundo entero el más
invaluable regalo: inspiración. Así que... Gracias
a todos, México [en español]... no podríamos haberlo hecho sin ustedes.
Mucho antes, nuestra "rag tag crew of
ne’er-do-wells" estuvo tropezando de ciudad en ciudad, costa a costa,
tomando cada gota (!) de nivel de alcohol de la cultura americana que pudimos
exprimir. Bailando en un desfile de segunda línea en Nueva Orleans, yaciendo
bajo las estrellas del desierto en Joshua Tree [un espacio natural protegido en
California], caminando en las calles de Chicago a -30 °C... fue un sueño
americano vuelto realidad. Nuestra única responsabilidad fue compartir con
ustedes, y la valerosa gente de HBO confió mucho en nosotros. (muy libremente,
podría agregar) ¿Fe ciega? Talvez. Pero, sin Nina Rosenstein, no seríamos la
gente que somos hoy. Mirando hacia atrás, ella nos dio algo
inconmensurablemente generoso: uno de los más grandes recuerdos de nuestras
vidas. Estas personas y lugares que experimentamos han llenado nuestros
corazones... y últimamente nuestras canciones. Pero, enfocados en el momento,
nunca en nuestros más descabellados sueños pudimos haber imaginado los 23 meses
turbulentos que nos esperaban. Solo pusimos un pie en frente del otro, y nos
mantuvimos en movimiento.
Debo admitir que nunca vi en nuestro calendario.
Estaba demasiado asustado. Supe que éste era. Este era el grande. Hubo pláticas
sobre estadios, y aniversarios y show de TV. Sudáfrica, Corea, Colombia.
Letterman y Glastonbury. ¡Todo parecía demasiado bueno para ser verdad! Pero,
como siempre, mantuvimos nuestras cabezas bajas y tratamos de apreciar cada
simple momento como fluyó. Porque, como se dan cuenta, nada de esto se supone
que pasaría. Nunca. Como nos acercábamos a nuestro 20 aniversario, fue difícil
no quedarnos mirando atrás todos esos años y sonreír mientras sacudíamos
nuestras cabezas maravillados e incrédulos. Desde el tour de la van de Mike
Wyatt en 1995, al estadio RFK en Washington DC (mi concierto en casa) el 4 de
julio de 2015… Esos puntos no necesariamente se conectan en la vida real,
¿saben? Todavía confunden la mente. Pero, los restos de estas bendiciones no
están perdidos para nosotros. Contamos hasta el último.
Incluso los desastres.
¿Un break afortunado? Sí, podrían llamarlo así.
Gothenburg fue un rápido recordatorio de que la vida es corta, y de que estamos
aquí para vivir juntos, no importa con qué adversidad te enfrentes (¡Música!
¡El remedio perfecto!) Seguro, semanas y semanas de arrastrar los pies entre
cuartos de hotel con un yeso en mi pierna, tratando de empacar mi maleta solo
antes de que la pinche llamada del lobby estuviera chingando otra vez. Pero,
como siempre, solo puse un pie en frente de… bueno, el mismo por esos días…
Y entonces todo cambió. La energía. La atmósfera.
EL TRONO. Ya no tenía miedo de ver el calendario, estaba pegado a él. El reto
que encaramos desde ahí en adelante se volvió más que una misión, o un reto, si
quieren. Y se notó. La sonrisa de Pat se volvió incluso más amplia (un
infalible barómetro de todas las cosas), los solos de Chris se hicieron incluso
más rápidos (gracias a Dios alguien sabe lo que están haciendo allá arriba),
los movimientos de Nate en el escenario más atrevidos (una vez reparé en él a
justo a mi izquierda), y la batería de Taylor… bueno… me pongo... Pero no sin
la ayuda de muchos bastardos trabajadores que muchos podrían llamar la
tripulación de los Foo Fighters (nos gusta referirnos a ellos como familia, en
un sentido muy de Familia Manson…) Ellos últimamente merecen compartir el
crédito por mantener esta vieja carpa de circo erguida por los últimos seis
meses. Así que, echémonos una agradable y tibia coca de dieta por ellos esta
noche. Ellos son los bastardos más trabajadores en el negocio. Ovaciones.
Y así seguimos andando. Cualquier fatiga se
encontró con una explosión de energía una vez levantado el telón. Cualquier
dolor se encontró con la adrenalina de miles de voces cantando juntas. Cada uno
de ustedes nos mantuvo vivo por un tiempo ahí. Una noche, en el punto donde me
sentí como si estuviera al final de mi cuerda, vino a mí que esas pocas horas
que tenemos juntos fueron algo como una pesada manta en la cual refugiarse.
Siempre puedo contar con nuestro tiempo juntos para llevarme a la siguiente
parada. Otra vez y otra vez. De Chicago hasta Cesena.
Dicho eso… nosotros siempre hemos estado bien
sabiendo cuándo llamarlo “un día”. Tú simplemente… sabes. Tienes ese
sentimiento de que, si no eres cuidadoso, te cansarás de las migajas para
encontrar tu camino a casa y estarás perdido en el bosque por siempre. Me llegó
hace unos meses, se trepó en mí y me dio un golpecito en el hombro como
diciendo “hey no te quedes en un solo lugar, asshole”. Un serio recordatorio de
que todas las cosas buenas deben terminar. Por supuesto… podríamos seguir adelante.
Después de todo, ya llegamos hasta aquí, ¿cierto? ¿Qué son otros 20 años?
Por aquel tiempo llegamos a Austin, Texas para el
festival “Austin City Limits”. Un concierto masivo, dos fines de semana y
cientos de actuaciones, iba a ser una de nuestras últimas presentaciones
americanas para este álbum. Hay un cierto alivio agridulce en eso. En una mano
llevas estas experiencias monumentales bajo el brazo como anticipándote a una
vida de camión de tour. En la otra mano, temes que la emoción y el gozo de compartir
música con la gente alrededor del mundo te dejará como una cáscara vacía cuando
todo haya terminado. Se convierte en tu “todo”. Y eso es aterrador.
El Hotel Santa Cecilia, llamada después la santa
patrona de la música, es conocido como
“Una exuberante retirada del mundo”. Y, créanme, ¡eso es! 14 cuartos y
un pequeño bar, está enclavado en los árboles dentro de un trajinante
vecindario de Austin. Mientras nuestra van subía en las breves horas del 30 de
septiembre del 2015, me sobrevino una idea bastante impulsiva: grabar algunas
canciones en nuestros días libres para regalar al mundo como un “gracias” por
los últimos dos años. Aunque hay un estudio de grabación de clase mundial justo
al otro lado de la cerca (Arlyn Studios, chéquenlo), la manager del hotel,
Jenny, nos ofreció grabar en el hotel. Una muy generosa, pero poco realista
oferta. Aunque después de darle vueltas en mi cabeza algunas veces, ¡tomó
perfecto sentido! Regresando a la ciudad donde el concepto completo del Sonic
Highways nació, cargando una última vez a un cuarto que nunca fue diseñado para
ser un estudio de grabación a la Sonic Highways, ¡y haciendo algo de música!
¿Deber? ¿Destino? Estaba demasiado cansado para entender esa clase de mierda,
así que golpeo el saco, me levanto a la siguiente mañana y empiezo a hacer
algunas llamadas…
Como a las 6pm del siguiente día, la oficina fue
transformada en un cuarto de control y el bar fue saturado con micrófonos y
cables. Los amplis estuvieron en la cocina. La batería en frente de la chimenea.
¡Estudio instantáneo, cortesía del legendario Kevin Szymanski! (¡Esas
sofisticadas cosas de computadoras son muy convenientes! Más que en otros
tiempos…) Se prepararon margaritas, vinieron amigos de visita, el sol se metió,
y en poco tiempo empezamos a hacer suficiente ruido para traer a los vecinos a
beber junto con nosotros. Riffs e ideas fueron esparcidos, canciones que
estuvieron perdidas en la baraja durante años, canciones que fueron dejadas sin
terminar. Como una retrospectiva musical, atravesamos décadas de canciones que
nadie había escuchado nunca, piezas dejadas en el piso de la sala de edición en
cada álbum. Nuestro propio álbum de recortes audible (¡”The Neverending Sigh”
es de hace 20 años! Alguna vez fue llamada “7 corners for all you die hards out
there”…) Sin la presión usual de la expectativa de estar haciendo un “álbum”,
nos sentamos felices y relajados mientras tocamos. Un “Esta es tu vida” virtual
de los Foo Fighters. Fue bueno, pero otra vez, un conocimiento agridulce de que
todo pronto iba a llegar a un final.
Para la medianoche, la Preservation Hall Jazz Band
había llegado, y la “sesión” se volvió una fiesta prendidísima. Las guitarras
fueron abandonadas por cornos y el cuarto empezó a columpiarse (¿girar?). La
gente bailó entre los cables y los micrófonos, bailando detrás de la barra,
rasgueando guitarras acústicas en el patio. Danny Clinch hizo lo que Danny
Clinch hace, capturando los momentos en hermosas fotografías entre los
cocteles. Gary Clark Jr. se sentó en el patio a la luz del candil improvisando
con unos amigos en un sillón. Conforme las horas pasaron, la atmósfera había
llegado exactamente a lo que todas las experiencias de grabación deberían ser:
una celebración. “Always record! Always record!” decía Jack Black en ese infame
episodio “Tenacious D” de hace años. Palabras más verdaderas nunca han sido
dichas. Porque podrías perderte algo que nunca volverás a recuperar. Momentos
que ocurren una vez en una vida. En el momento en que ese fin de semana había
terminado, habíamos grabado 5 canciones en ese pequeño cuarto.
El fin de semana dos fue pasado grabando voces y
guitarras en mi dormitorio, habitación 4. Más amigos, más margaritas, una
fogata en la chimenea. La más fabulosa Cambria Harkey flotó, tirando su cámara
para asegurarse de que esto no fue solo un sueño. El porche estaba zumbando con
actividad cuando hacía mis partes vocales en mi baño, entrando y saliendo para
escuchar las tomas previas. La mesa del café se volvió una pila de pedales de
guitarra y letras garabateadas, botellas de cerveza y ceniceros. Al punto, un
rostro familiar entró caminando y dijo: “Dave, is Ben Kweller” ¡Han sido años!
Vaya joven talentoso. Nos abrazamos, di play para escuchar la última toma
vocal, y él instintivamente empezó a cantar la armonía perfecta para mi línea.
Sin dudar, inmediatamente dije: “Mete tu trasero ahí y cántalo ahora mismo.”
Así que tomó la pieza manchada de café de hotel estacionario con mis letras escritas
en ella e hizo resonar su parte en dos tomas gloriosas. “Always record”, damas
y caballeros, “always record”. La noche se desvaneció, amigos y familia se
diseminaron, y me quedé dormido con la quieta luz de mi amplificador al pie de
mi cama.
Fue desgarrador dejar ese lugar, por decir lo
menos. Honestamente siento que dejamos una parte de nuestra banda cuando fuimos
apartados de ahí. La unidad perfecta de vida, y amor, y música es algo que solo
viene a menudo y en ciertas circunstancias. Cuando la sientes venir, la tienes
que agarrar fuerte. Ese lugar y esas personas lo hicieron posible que nuestra
banda tomara un gran respiro final antes de que la cortina se cerrara.
Afortunadamente, tenemos evidencia de esto en estas canciones que les estamos
dando hoy. Gracias, Saint Cecilia. Nos hiciste sentir como en casa.
Y, ¿la música? Puede ser que estas canciones son
las migajas que nos ayudarán a encontrar nuestro camino de regreso cuando sea
tiempo. Ahora nos podría ser muy útil un extravío en los bosques. Otro diario
vacío, otro golpecito en el hombro… esas cosas nunca quedan muy atrás. Es lo
que está adelante en esos bosques que ahora me emocionan…
Así que esta noche, mientras estoy sentado en mi
cuarto de hotel en Berlín en nuestra gira final para este álbum, contando los
días hasta regresar a casa, no puedo sino preguntarme cuándo nos veremos de
nuevo. ¿Quién sabe? Pero, con todo lo que concierne a Foo Fighters, solo será
cuando se sienta el momento. Y ese es un sentimiento que es fácil de tener.
A cada uno de ustedes que hicieron de los últimos
años los mejores que nuestra banda jamás ha tenido, gracias. Nos han dado
mucho, y estamos eternamente agradecidos.
De verdad.
Un pie en frente del otro…
Dave.
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