(o Los relojes blandos)
Salvador Dalí
Conocidísima, tanto como su autor, pero que para mí tuvo un especial significado al conocerla. A Salvador Dalí se le encuadra dentro del surrealismo, o algunas veces, dentro de la llamada Vanguardia o Vanguardias, que no es lo mismo.
Partiendo de la premisa mencionada ya, sólo diré que no podía tener nombre más adecuado: un paraje desolado, como infinitamente antiguo -como el alma misma, diría Platón- y, retorcidos, estrujados, los recuerdos y el paso del tiempo. La figura en primer plano, sugiere un animal muerto o algo semejante...
En fin, que este cuadro es tan angustiante como la memoria misma, al menos para las almas atormentadas.
Había en mi colección dos obras de Dalí (que en lo próximo consideraré) que me habían dado referente del autor, hablo de El gran masturbador y El enigma del deseo. Son ejemplos perfectos del surrealismo que en automático me insitan a creer que estoy en mi elemento. La pintura que propones es de otro corte (surrealista, eso sí), y no obstante ello, también genera parálisis visual: Basta atisbar los relojes blandos que es el elemento primordial del cuadro y de la simbología, y más destacable aún lo que parece ser un cuarto reloj infestado de hormigas... Casi no puedo dirigir la vista a otro punto. Ese es el aspecto central de mi fascinación inmediata, pues alguna vez contemplé la pintura, pero nunca trascendió para mí. Ahí queda pues tu aportación. Vamos muy bien
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