domingo, 17 de abril de 2011

Demonios (Fiódor M. Dostoievski)


La lectura de esta obra, originalmente estaba programada como lectura compartida, desafortunadamente por circunstancias no fue posible realizarse. Sin embargo, (aunque después de bastante tiempo) ya la hemos abordado ambos, y por tanto, la entrada queda reanudada para el comentario.

El título de esta obra es variable de acuerdo a la fuente: Demonios, Los demonios o Los endemoniados. Penúltima obra del querido novelista Fiódor Dostoievski, solamente sucedida por Los hermanos Karamázov. Forma parte del último gran ciclo de novelas -en que se incluye a Crimen y castigo, claro-.

Su trama esencialmente está inspirada en hechos histórico-políticos de la Rusia de Dostoievski, y desde mi personal punto de vista, no tiene la profundidad psicológica de obras como Crimen y Castigo y Los hermanos Karamázov. Aún así, el carácter de los personajes que la integran es cuestión fundamental para el desarrollo de la novela, ahí la constante dostoievskiana.

La extensión del libro es considerable, por lo que no será posible hacer el rescate de lo más relevante de cada una de sus partes. Lo que haré, es seguir la madeja de comentarios que inició en aquel entonces como si fuesen escritos ayer, basándome sólo en cuestiones que me han llamado mucho la atención aunque no tengan un riguroso orden. Tampoco pretenderé hacer un examen profundo de la obra, eso se lo dejamos a los críticos, jeje.   

10 comentarios:

  1. He leído hasta ahora, en mi primera sesión, un pequeñísimo fragmento de esta extensa novela: las primeras cuatro partes del capítulo primero.

    Pues bien, no sé si sea porque hace mucho que no leo a Dosto, pero siento su estilo algo cambiado; menos llano y un poco más ampuloso, o más bien riguroso. Se ha dado el tiempo y el espacio para referir detalladamente el carácter de Stepán Trofímovich y luego los de Varvara Petrovna. De alguna manera parece que las disquisiciones novelísticas en esta ocasión serán microscópicas, al grado de poder, igual que siempre, penetrarnos profundamente de esos caracteres psicológicos que logra crear el autor; sus relaciones, sus conflictos, sus colapsos. Dicho sea de paso, estas relaciones tempestuosas entre personajes, nos llegan a parecer algo heteróclitas y hasta grotescas; será por lo sigular del espíritu y carácter ruso de la época y nuestra mentalidad "occidental".

    No sé qué tengas que apuntar o qué opines de lo que digo.

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  2. Pues de entrada hasta me siento un poco raro al volver a abordar una obra de índole narrativa, la más reciente fue (y lo digo con vergüenza): Juliette o las prosperidades del vicio, a la que le di finiquito en enero. Pero estamos de regreso. Y qué mejor aliciente que Demonios del buen Dosto, una obra a la que ya le traíamos ganas, y una vez comencemos, hasta darle mate.

    También me da la impresión de encontrar un Fiódor atípico, será la traducción o mera sugestión.

    Poco qué comentar en las escasas páginas leídas, sólo esta primera enunciación cómica: (Respecto de Trofímovich): "Y sin embargo, era, a pesar de eso, un hombre inteligentísimo y de gran capacidad; un hombre por así decirlo, hasta de ciencia; aunque, por otra parte, en punto a la ciencia..., bueno, en una palabra: en la ciencia no hizo gran cosa, y hasta según parece, no hizo nada".

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  3. Personajes miembros de la "tertulia", para el caso de necesidad:

    -Liputin. Ateo, espléntico, antipático.
    -Schátov. Taciturno, irascible, desagradable, miserable, solitario.
    -Virguinskii. Pacífico, culto autodidacta, dejado, sensible errático.
    -Judío Liamschin, capitán Kartúzov.

    *
    "Parejas:"
    -Nikolai Vsevolódovich Stavroguin-Lizaveta
    -Dascha o Daria-Trofímovich

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  4. Habrá que observar algo: la narración de esta novela se hace en primera persona, pero con una pecurialidad: esta primera persona es un narrador omnisciente -como suele llamárseles- pero a la vez un aparente personaje (lo cual encierra una paradoja) cuya importancia es mínima por lo que se ha visto hasta ahora y cuyo nombre no se ha dicho. Hagamos memoria y veamos si alguna vez hemos leído una narración de esta índole.

    El carácter de Trofímovich se ve iluminando poco a poco, y empiezo a identificarme con él. Varvara representa una figura casi maternal para él; es su protectora, su mecenas, y su... no sé qué, pero la relación entre ambos me parece confusa. Él es un poco dependiente, de carácter inconstante, displiscente, desinteresado...

    (Voy a iniciar el capítulo tres, en la página cincuenta y nueve.)

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  5. Vengo a anunciar la buena nueva de que ya pasé la etapa dificultosa en la lectura de esta novela. Ya se me estaba olvidando lo que es leer una novela y meterte en la historia y los personajes. Ahora sí estoy tan enganchado como una señora de comunidad con Rafaela. Recomiendo atentamente que te enfoques en los nombres de los personajes, tomes notas, y hasta identifícalos de alguna forma por su carácter. Cuando los tengas aprehendidos, podrás leer fluidamente.

    De hecho ya terminé la primera parte; el último capítulo de ésta es vertiginoso. Voy a iniciar la segunda parte, en la página 160.

    Cualquier apunte que quieras hacer, puesto que vas atrás, será escuchado y contestado.

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  6. Después de más de tres años, se nos vuelve a presentar esta obra, leyéndola tú. Sería conveniente que des un repaso a los comentarios que hicimos hace tiempo, los respondas y luego continúes.

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  7. Muy escampada en ocasiones y muy rocosa en otras, pero siempre sustanciosa. El carácter de los personajes, como ya dije, son los que me han dado el mayor interés, hasta ahora me ha intrigado más la persona de Nikolái Vsevolódovich Stavroguin, el hijo de Várvara Petrovna. Es el personaje admirado por muchos y odioso para otros, pero nunca ignorado, actúa muchas veces por capricho, como cuando desposó a María Timoféyevna mejor conocida como "la cojita", contrariando así la voluntad de su madre y dando al traste con los planes que lo contemplaban. Me encantó de él, su actitud en el duelo que sostuvo con el hijo de Piotr Pávlovich Gagánov (quien antiguamente fue agraviado por el propio Stavroguin), en que, en vez de disparar a matar, sólo fingía, viendo cómo el otro erraba, acrecentando así, su coraje e impotencia. Definitivamente es mi personaje favorito, a reserva de lo que pueda acaecer en estos últimos capítulos restantes.

    El narrador, como ya mencionaste, es omnisciente y es personaje de la obra a la vez. Pues bien, su nombre ya fue mencionado: Antón Lavréntievich. Si bien es un personaje sin mayor repercusión en los acontecimientos, sí es un personaje demasiado constante y casi no hay "escena" en la que no participe.

    Más que Stepán Trofímovich (con quien llegaste a identificarte) me inquieta el carácter y el papel que juega su hijo: Piotr Stepánovich, pues en un principio pensé que era el amigo que venía a complementar el carácter despectivo de Srtavroguin, haciendo una pareja amistosa interesantísima, aunque ahora que lo voy viendo, creo que este tal "Petruscha" (como lo llama su padre) ha hecho papelitos un tanto ruines, al menos así lo he percibido yo. Veremos en qué termina.

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  8. Pienso que como ahora yo lo tengo muy fresquecito y tú hace ya bastante que lo leíste, puedo caer en comentarios demasiado específicos y por aquellas razones incomprensibles, o mejor dicho insignificantes. Sería bueno, por esa razón que partamos de cosas que recuerdes aunque sea de manera borrosa. Y especialmente porque me inquieta saber que recuerdas mejor. Si no, como quiera yo seguiré insertando comentarios sobre cuestiones que vaya rescatando y que ojalá aún tengas en mente.

    Aclarar que ya voy en la Tercera y última parte, no creo que vaya a demorarme mucho, aunque de como empecé a como voy sí hay gran diferencia en la velocidad, ya te imaginarás los factores que están repercutiendo que no tienen que ver con la obra en sí.

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  9. Pues efectivamente los comentarios que había hecho fueron hace mucho; tanto, que ya casi no recuerdo nada de la obra. Por eso esperaba que los tuyos me refrescaran la memoria. Lo que sí recuerdo es que el personaje del que hablaba al principio, después fue perdiendo protagonismo. Al final, terminé prefiriendo al mismo que tú. Te dejo campo abierto para que comentes y aportaré lo que pueda con lo que pueda recordar.

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  10. Bien, he terminado de leer la obra. Voy a insertar algunas conclusiones breves y las notas que me quedaban pendientes en capítulos anteriores.

    En general la obra me mantuvo expectante, y aunque hacia la mitad se me quiso "caer" un poco, el final, a mi gusto, fue lo mejor: Los atentados, el incendio de S..., los escándalos del festival literario, las muertes de Liza y Maria Timoféyevna, el asesinato de Schátov, los suicidios de Kirillov y Stavroguin, y el fin quijotesco de Stepán Trofímovich. Digamos que en cuanto a amenidad le otorgo a la primera parte del libro un 8, a la segunda parte un 7 y a la tercera parte un 9.

    Sin rebasar "Crimen y Castigo" y "Los hermanos Karamázov", esta obra queda ahí como una de las tres más importantes que he leído de este querido autor; características de ésta son: extensión y notable cantidad de personajes, su contenido esencialmente político y como se había comentado ya, estar narrada en boca de uno de sus personajes.

    Los "endemoniados" de esta novela son individuos harto atormentados, víctimas de sus propios arrebatos, aunque penitentes, en ocasiones, de "culpas ajenas" como se quejaba Stepán Trofímovich cuando era "obligado a dar su mano". Los conjurados padecen, aparte de sus propias desavenencias, las arbitrariedades de Piotr Stepánovich, Schátov es asesinado por aquel de una manera inmerecida, Kirillov se suicida para alcanzar la libertad y dignificarse ante la "absurda necesidad de Dios", Stavroguin cae presa de su propia neurosis e inopinadamente se quita la vida, digo inopinada porque Stavroguin parecía ser el de menor agitación y trastorno, casi sereno.

    El grupo de conjurados de esta novela son un auténtico fiasco, su anhelo de "revolución" está basada en un nihilismo turbio y ennegrecido. Es un movimiento basado en la rabia, la vileza y la negación radical. Todo desemboca, naturalmente, en un caos que deja a los pseudo-revolucionarios en un papel deplorable, como si Dostoievski quisiera evidenciarlos y hacer escarnio indirecto de su organización.

    En esta obra faltó el Dostoievski de los soliloquios, todo o casi todo estaba dicho en boca de sus personajes, tanto fue así que no rescaté una sola frase para mi colección personal. A decir verdad, lamenté bastante esta cuestión. Con todo, las descripciones a nivel psicológico de los personajes estuvieron a punto. El discurrir, hablar y actuar mismos de los protagonistas, venía a hacer el propio examen de las personalidades que entraban en choque para "deleite" del lector.

    Difícil adoptar una postura concreta ante los tópicos de la obra, todo se ve de modo muy ajeno, como auténtico espectador, intrigado básicamente por el dramatismo de los mismos hechos, al menos así fue en mi caso.

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